La Organización Mundial del Turismo (OMT), considera que uno de los elementos fundamentales para desarrollar el turismo es “dar un uso óptimo a los recursos medioambientales” y lo clasifica como sostenible cuando
«Tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.»
Las directrices para el desarrollo sostenible del turismo y las prácticas de gestión sostenible se aplican a todas las formas de turismo en todos los tipos de destinos. Los principios de sostenibilidad se refieren a los aspectos medioambiental, económico y sociocultural del desarrollo turístico, donde exista un equilibrio adecuado entre esos tres parámetros para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. Por lo que, el turismo sostenible debe:
Dar un uso óptimo a los recursos medioambientales, que son un elemento fundamental del desarrollo turístico, manteniendo los procesos ecológicos esenciales y ayudando a conservar los recursos naturales y la diversidad biológica.
Respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, conservar sus activos culturales y arquitectónicos y sus valores tradicionales, y contribuir al entendimiento y la tolerancia intercultural.
Asegurar unas actividades económicas viables a largo plazo, que reporten a todos los agentes unos beneficios socioeconómicos bien distribuidos, entre los que se cuenten oportunidades de empleo estable y de obtención de ingresos y servicios sociales para las comunidades anfitrionas, y que contribuyan a la reducción de la pobreza..
El turismo sostenible persigue desarrollar su actividad generando un impacto mínimo sobre el medioambiente.
Uno de los puntos importantes que vela por el medio ambiente son:
Por esto BIOREM cree en la economía circular, que brinda soluciones sostenibles, para reducir el impacto ambiental que hay en la actualidad y que ríos, lagos, playas, y tantos lugares que se están viendo afectados por la contaminación. Incluso deslaves por falta de árboles, que gracias a sus raíces ayudan a disminuir la erosión de la tierra.
La vegetación y reforestación es la mejor manera de proteger el suelo contra los deslizamientos, pues cumple tres funciones básicas:
2. Regula la cantidad de agua en el suelo impidiendo que se ablande internamente y
3. Evita que el agua forme flujos de lodo.
Por ello BIOREM invita a la reforestación, pues ofrece una oportunidad importante para luchar contra el cambio climático. Un terreno con bosques es un espacio protegido. Tener árboles y vegetación nativa en las laderas de los cerros protege al territorio de posibles deslizamientos. Los desbordes de los ríos son controlados por una barrera verde cuidando sus cuencas, que actúa como un regulador de agua.
Fuente: Organización Mundial del Turismo (OMT) , BBVA, Gestión.
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